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La investigación en mayores de 75 años, el edadismo y sus implicaciones, protagonistas de la jornada Cuidamos +75, proyecto liderado por enfermeras e impulsado por el ISCIII

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25/04/2024

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El Instituto de Salud Carlos III ha acogido la Jornada 'Innovación en cuidados, elevando el rol de los investigadores clínicos', organizada por el equipo coordinador del proyecto 'Estudio multicéntrico sobre el impacto de la pandemia por SARS-CoV-2 en los cuidados y estado de salud de las personas de 75 años o Más y sus cuidadores (CUIDAMOS +75)', financiado por el ISCIII en la convocatoria 2021 de la Acción Estratégica en Salud (AES) y en el que participa, liderando uno de los subprogramas, la Unidad de Investigación en Cuidados y Servicios de Salud (Investén)​ del instituto.


La jornada ha contado con la participación de investigadores e investigadoras que han tratado el estudio desde sus diferentes enfoques metodológicos, presentado los hitos conseguidos y descrito el desarrollo del proyecto, así como las dificultades encontradas. Milagros Rico Blázquez, Investigadora Principal del proyecto, ha destacado el establecimiento de las sinergias entre los diferentes grupos que lo forman desde su inicio. CUIDAMOS+75 es un proyecto con un diseño multidisciplinar coordinado por enfermería y formado por tres subproyectos que buscan los mismos objetivos desde distintos enfoques metodológicos.


La mesa inaugural, moderada por Silvia Esteban Sepúlveda (Universitat de Barcelona), ha profundizado en el papel de las enfermeras clínicas en la investigación en salud. Ruyman Brito Brito (Universidad de La Laguna) ha hablado sobre la importancia del lenguaje enfermero estandarizado, reconociendo el beneficio que supone para los profesionales utilizar un método organizado de asistencia profesional: "Poner etiquetas no hace que las personas mejoren, pero cuando las enfermeras trabajamos de forma ordenada y metódica se obtienen mejores resultados en salud porque, si no registramos lo que estamos observando, no podremos describir ni predecir las necesidades de las personas a las que debemos nuestro servicio", ha señlalado.


La investigadora del Centro Nacional de Epidemiología (CNE-ISCIII) Susana Monge Corella ha ofrecido la ponencia 'Sólo si seguimos en el tiempo distinguiremos la causalidad y la casualidad: la temporalidad en la investigación sobre COVID-19'. Monge ha destacado la importancia de investigar desde la causalidad como objetivo fundamental de los estudios epidemiológicos, poniendo especial foco en los estudios longitudinales, que permiten establecer esta causalidad con mayor robustez que otro tipo de diseños. La mesa la ha cerrado Carmen de la Cuesta Benjumea, profesora emérita de la Universidad de Alicante, quien ha abordado la investigación cualitativa a través de sus intrahistorias, es decir, el relato que hay detrás de los estudios científicos y que incluye a sus personajes y limitaciones. Según de la Cuesta, el planteamiento de los proyectos cualitativos debe ser flexible, puesto que "su papel es permitirnos transitar del paradigma de las creencias y las ideas al terreno, y conectarlo con las personas y los lugares; na vez hecha esta conexión, desarrollamos el estudio siguiendo los principios del método".


Hitos conseguidos en el proyecto CUIDAMOS+75

La Jornada también ha resumido el alcance de la investigación para cada uno de los tres subproyectos que la conforman. En el caso de la cohorte poblacional, la investigadora de CUIDAMOS+75 Montserrat Hernández Pascual, directora general de Humanización, Atención y Seguridad del Paciente de la Comunidad de Madrid, ha hablado de los avances del proyecto, explicando sus objetivos, participantes, retos, método y desarrollo. El subproyecto 1 (SP1) está realizando el análisis de más de un millón de personas durante seis años a través de la información recogida en su Historia Clínica, lo que ha requerido de un grupo multidisciplinar y que ha tenido una gran complejidad por la variabilidad del proceso y el registro del dato. ​

Por su parte, la investigadora del proyecto Silvia Esteban Sepúlveda (Universidad de Barcelona) ha sido la encargada de explicar los datos relacionados con el estudio observacional prospectivo a 18 meses (subproyecto 2). A los participantes de la muestra, sacada del SP1, se les ha preguntado por temas relacionados con la capacidad funcional y cognitiva, la fragilidad, la salud mental, el apoyo social, calidad de vida y mortalidad. En total se han recogido respuestas básales de 1079 participantes mayores de 75 años de 11 comunidades autónomas tanto expuestos como no expuestos a SARS-CoV-2. Entre los resultados preliminares, destaca que casi un 60% son frágiles o prefrágiles y que un 8% declara haber percibido un bajo apoyo social. Además, un 48% declaran que han visto afectada sus relaciones sociales.


Manuel Rich Ruiz (Universidad de Córdoba) ha hablado del subproyecto 3 (SP3), que cuenta con un enfoque cualitativo crítico-social y en el que los datos se recogieron mediante entrevistas semi estructuradas, en el caso de las personas mayores, y de grupos de discusión, en el caso de los cuidadores. Para el primer grupo se entrevistaron a 36 participantes y para el segundo, 70. Los primeros análisis de este SP3, según Rich, hacen referencia a sentimientos como el miedo o la soledad. En consecuencia, se ha detectado una cronificación del aislamiento social y la afectación al estado de ánimo: "La suspensión de los recursos sociales supuso una carga para los cuidadores, aunque algunos admitieron haber disfrutado de pasar tiempo con las personas cuidadas a través de las tareas y dispositivos que sus servicios sanitarios pusieron a su disposición", ha señalado.


En la jornada también ha participado Rosa Blanca Pérez López (Asociación Mayores siglo XXI), persona mayor de 75 años, que ha dado su visión del proyecto como miembro del Grupo Asesor Ciudadano y ha incidido en la importancia de incorporar a la población en estudios científicos, para que puedan aportar sus experiencias y conocimiento. También ha puesto de manifiesto su convencimiento de que la enfermería debe partir de la investigación para trasladar su conocimiento a la acción y ha expresado su deseo de que el proyecto CUIDAMOS+75 pueda convertirse en un programa de trabajo implantado en los servicios de salud: "Todo lo investigado tiene que trasladarse a la enfermera clínica y que la población lo podamos percibir, que no se quede sólo en un estudio", ha pedido a las asistentes.


Además, las reclutadoras ha tenido un espacio destacado en la jornada en el que en la mesa, titulada 'El papel de las enfermeras clínicas de AP en CUIDAMOS+75. Experiencias personales, facilidades y dificultades e incentivos', en la que han participado las investigadoras clínicas Mª José Galán (Navarra), Aitziber Etxebarría Etxebarría (Bizkaia) y Raquel Sánchez Ruano (Madrid), moderadas por Azucena Pedraz Marcos (Investén-isciii).


La clausura ha corrido a cargo de Loles Díaz Aledo, periodista y activista por los derechos de las personas mayores, quien ha tratado del edadismo en la salud y en la investigación como un problema a combatir desde todas las esferas político-sociales. Moderada por la directora de Investén-isciii e investigadora principal del SP3 del proyecto CUIDAMOS+75, Teresa Moreno Casbas, esta última mesa ha tenido una buena acogida gracias a la defensa de Díaz Aledo de la importancia de incluir a las personas mayores en los ensayos clínicos, para conocer, entre otros, los efectos secundarios de los medicamentos. Según ha explicado la activista y periodista, "el Informe Mundial sobre Edadismo de la ONU establece tres dimensiones sobre los que se vertebra el edadismo: los estereotipos, que afectan a lo que pensamos; los prejuicios, que afectan a lo que sentimos y la discriminación, que afecta a lo que hacemos". Por todo ello, Díaz Aledo aboga por "cambiar la imagen social de la vejez, incluido el lenguaje, es clave para cambiar el tratamiento que reciben las personas mayores". ​​

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